Los coches de carreras siempre han sido máquinas de conducir minimalistas, diseñadas con una única meta: ganar. No sirven como experimentos de diseño. De hecho, mirándolos objetivamente, todo lo que vemos son unas barras transversales y una abertura. Pero menuda abertura! La entrada de aire situada en el frontal de este coche tiene un aspecto monumental a pesar de la simplicidad de sus líneas, de mostrando que hace ya 70 años la marca de los cuatro aros combinaba diseño y tecnología con un estilo fascinante.